Hoy recibo la mañana,
fue una noche de terror.
Desayuno tus recuerdos,
o un cuerpo del salón.
Es el precio de ser libre,
y no sufro su rigor.
Es el tiempo de ser libre,
así lo decidí yo.
Con un as bajo la manga,
el destino me engaño.
Pedí cartas y entre ellas,
una trampa barajo.
Fui entrando en un juego,
que acelera el corazón.
Creyendo estar seguro,
que mi mano era mejor.
Las apuestas eran fuertes,
yo aposté hasta mi honor.
Dejando una herida abierta,
la partida terminó.