El trío de rock & roll sacude el garage porteño. Tocaron en Berlín y editaron en Alemania. Aquí y ahora, proponen una escena «under, mundial y femenina». La entrevista de Mariano Del Aguila, para el Sí de Clarín.
Cómo cantar, tocar el bajo y bailar sobre zapatos dorados de manera tan salvaje? Las Curvettes en vivo es la respuesta: Vanesa (o Vampinesa) se cruza en el escenario con la guitarrista Pilar Devil, y salen chispas. Lucy Fire le pega a la batería y tararea con labios carnosos. Más curvas que circuito de F-1 para un tributo sonoro a, según dice Vanesa, «la música que más disfruto, la que a mí me pega»: el clásico rock and roll.
Vanesa vivió tres años en España («no quería que me la cuenten más») y recorrió toda la península. «Fue una masturbación musical. Veía tantos grupos que me gustaban, hice bocha de amigos, pero quería volver acá. Había escrito muchas canciones». Antes, había hecho punk a go gó con Señorita Polyester. «Conocía a Pilar (guitarrista fundacional de She Devils), la llamé y empezamos a darle forma a este proyecto».
El rock de Las Curvettes es de raíces negras. «Puras, cincuentonas, con matices de surf». En Shake it (2006), lo destilan en 10 canciones impetuosas (varias en español) con soul, Motown y un imaginario vudú. «Me gusta el surf, el garage, el power pop, pero no me quiero atar a un estilo, no sé hacia dónde va a virar mi música». Cuando canta, la voz de Vanesa es rabiosa, jadeante o un susurro. Cuando habla es tajante. Y si bien comparten escenario con Tandooris y amigos, sólo las une a ellos la autogestión y la capa de sudor que todo lo cubre cuando suena la música: «No me siento parte de la escena garage, porque no nos cerramos a ninguna escena. Yo sigo a mi curiosidad: si encuentro una hilacha, tiro hasta desarmar el pulover».
Curiosidad y tecnología: con esas armas, han publicado dos canciones en Hellbound Girls vol. 1 (compilado femme con bandas femeninas de Inglaterra, Alemania, España, Estados Unidos). Y giraron por Alemania durante 15 días. En el camerino compartido, Los Lotus sirven fernet como si saliera por un caño roto. Hay muchas chicas, que brindan y hablan en portuñol o con acento mexicano. Las visitas de Ali Gua Gua (de Veracruz) y Las Biggs (Brasil) son celebradas, representantes de lo que Vanesa describe como «el under mundial. Y sobre todo, femenino».
—¿O feminista? ¿Hay una militancia en todo este intercambio? Pregunto, por Pilar, que toca en She Devils…
—No. Las Curvettes no tienen contenido político. She Devils es sui generis, están desde siempre con la movida queer. Pero acá Pilar toca la guitarra y hace rock & roll. Las mujeres tenemos un montón de ganas.