El sexto disco de estudio del trío liderado por Luciano Napolitano fue bautizado «Lovortetorium» e incluyó 10 flamantes temas que serán presentados este viernes 10 de marzo en el Teatro Vorterix, con invitados de lujo y emotivas sorpresas.
«Lovornetorium» es el sexto y nuevo trabajo de estudio de Lovorne, el trío integrado actualmente por Luciano Napolitano en voz y guitarra; Adrián Espósito en batería y Marcelo Bracalente en bajo.
El disco fue registrado en la propia sala de la banda “Lovornetoruim” y representó el último trabajo del histórico Juan “Locomotora” Espósito, baterista fallecido en mayo del 2016. En este material, Luciano Napolitano buscó desplegar toda su capacidad de interpretación vocal, compositiva e instrumental, con logrados riffs y solos de guitarra. Acompañado de la excelente base de Marcelo Bracalente.
¿En qué momento musical se encuentra Lovorne?
Marcelo: La verdad que estamos contentos por la edición del disco y la presentación en Vorterix y con fechas en el interior. Es un buen augurio, porque si las cosas funcionan bien sin el material, nos da la esperanza de que cuando salga van a ir aún mejor. Hasta ahora hay sólo dos temas, pero tenemos muchas ganas de que la gente conozca el resto. Son algo diferente para la historia musical de Lovorne.
Luciano: Lovorne está en el momento musical más importante. Fue un proyecto que armé hace 20 años desde otro lugar y actualmente estamos muy contentos con la grabación que hicimos con «Locomotora» Espósito.
Vamos a presentar el disco el 10 de marzo en el Teatro Vorterix y el hecho de que no se encuentre más físicamente, hace que su espíritu siga vibrando y latiendo en Lovorne. Dejó a su hijo en un lugar donde nadie más podría haber tocado la batería y eso es muy alentador.
¿Por qué la decisión de trabajar con Sony y modificar la fecha original de presentación?
Luciano: El 10 de marzo surgió en consecuencia de que, como banda independiente y ante la situación actual del país, no llegamos a bancar la guita. Finalmente, logramos que Sony lo fabricara y distribuyera. El que nos hizo la segunda fue Corcho con su compañía discográfica Nelly Entertainment.
¿Cómo se dio esa propuesta?
Luciano: Mi viejo hace como 30 años que quería editar los discos de Pappo’s Blues y estaba re caliente con eso. Cuando falleció, Leader Music los reeditó con una licencia mexicana. Con un abogado logré conseguir que UNAMI recolectara los master de un catálogo viejo y se los dio a todos los dueños y herederos. Hay una cláusula que si los mismos no lo utilizan en una producción comercial, ese máster queda para la UNAMI. Los derechos de autor, en tanto, quedan para los herederos. Ante la situación de tener eso en la mano y enterarme de que Corcho estaba en esta compañía, juntos logramos que Sony pudiera reeditar los discos en vinilo. Precisamente, van a salir a partir del 10 de marzo.
Por otro lado, durante esa reunión que tuve, Corcho me preguntó si necesitaba algo con Lovorne y yo le respondí nos gustaba hacer las cosas nosotros, pero nos vendría bien. Así que fue gracias a mi viejo. Que justo la presentación sea el 10 de marzo es re loco porque es como un vuelto.
Adrián: Ya de movida mi viejo le decía a Luciano que sería bueno que el disco lo agarrara una multinacional porque siempre quedan en los cajones y no los saca nadie. Justo se dio lo de la compañía, que no llegábamos con la fabricación y que la única fecha libre era el 10 de marzo.
¿Qué buscaron mejorar en cuanto a lo técnico?
Marcelo: Nos ayudó Andrés Pectro, que hizo toda la grabación y tuvo mucho que ver en la producción artística. Lo que más tratamos de hacer fue que Lovorne siguiera siendo una banda de rock pesado y respetar siempre la canción, pero con otras cosas más. Una de las cuestiones principales al momento de la mezcla fue que todos los instrumentos se escucharan bien y se llegó.
Fue registrado en su propia sala. ¿De qué forma facilitó el proceso?
Marcelo: Fue mucho más simple porque imagínate que donde ensayás y todo sale, ahí grabás. Ayuda mucho porque ya tenés el sonido y la comodidad de estar ahí. En un estudio externo, donde corren las horas, la predisposición es otra.
El disco fue gestado donde nació todo y generó un aura especial. Ha pasado de estar mezclando y por ahí uno comiendo un choripán en el patio venía y preguntaba si podía grabar esto o probar lo otro, y lo metía.
Luciano: La presión de que te están controlando con el horario es un garrón. Quizás preguntás cuánto falta y ya te tenés que ir. A su vez, es una responsabilidad, porque el sonido tiene que estar limpio y, para que lograr eso, hay que hacer todo un laburo de electricidad e ingeniería.
Hay un montón de detalles que implican un compromiso con la música, pero yo sé que voy a grabar toda la vida. Entonces empezamos a averiguar cuánto salía y para grabar un tema nos cobraban $3500. O sea que diez temas nos iba a costar 35 lucas. Propuse juntar 20 para comprar una computadora y con las otras 15 pagarle al técnico. Hicimos eso y cuando ya teníamos la computadora nos faltaba el micrófono y todo el resto, pero seguimos para adelante con mucha humildad.
No buscamos lo más moderno, sino lo que usaban aquellas bandas que nos gustaban. Así llegamos a preguntarnos con qué grababa AC/DC hace 40 años. Sabiendo eso te sitúas 10 años después y encontrás alternativas con las que grabaron Pappo’s Blues y Riff, entre otros. A todo esto, hace como 20 años mi viejo le regaló a Lovorne una consola que está puesta en la sala, así que apenas entrás sentís el rocanrol puro.
¿Cuál fue el aporte de Adrián en esta nueva etapa de la banda?
Adrián: Yo vengo de tocar rock un poco más pesado, pero estoy interpretando los temas de mi viejo, así que trato de que sea lo más parecido posible.
Luciano: Creo que aportó mucha fuerza, valor y coraje. Hemos estado tocando a los lagrimones y no es fácil. Me pasó durante años que me pedían temas de mi viejo, cuando todavía estaba caliente en el cajón, y lo hacía con una mezcla de dolor y alegría. Hoy es solamente alegría, pero Adrián lo llevó muy bien.
Adrián: La procesión va por dentro. En los primeros shows se me caían las lágrimas. A su vez, le llevaba el disco nuevo a mi viejo a la clínica y no lo quería ni escuchar porque se amargaba. Decía que no iba a poder tocar más. Los temas quedaron mortales, así que salió como él lo deseó.
Luciano: «Toma 1» no le llega ni al 20 por ciento a «Lovornetorium», porque mi estado de ánimo estaba ahí. Recién me había separado y estaba hecho mierda. Juan me salvó la vida varias veces y la fe que le puso a este proyecto movió todo para que suceda.
¿Por qué la elección de Vorterix como lugar de presentación?
Marcelo: Juan le decía a Luciano que había que presentarlo en un lugar grande y tenemos almas que nos ayudan todo el tiempo a llegar al camino. Se mantuvo esa idea y acá llegamos.
Luciano: Era algo como impensable porque cuando se planteó no teníamos los temas ni el disco. Las ganas de tocar ahí las teníamos desde antes, pero todo se fue dando de a poco.
¿Cómo definirían al público de Lovorne?
Marcelo: Rockero 100 por ciento, eso desde ya, y lo que encuentro es mucha exigencia, también. Noté una combinación de gente que le gusta ir a divertirse y escuchar. En algunos shows tenemos tiempo de zapar y te das cuenta que en ese momento no se van a tomar birra. No es un evento, sino que hay música y creo que se está perdiendo un poco eso. En parte el rock, o en general, se trata más de un evento que de un hecho artístico.
¿Cómo piensan encarar la lista del 10 de marzo?
Marcelo: Obviamente, hay que pasar por los temas de «Lovornetorium» para presentarlos. Le sumaremos canciones viejas de la banda y un fragmento para el Carpo, con invitados y un grupo de cuerdas.
Luciano: Hay dos canciones del disco, “El que afloja pierde” y “Siciliana”, que incluyen un chelo, un arpa y un violín. Así que las vamos a ensayar para la presentación.
A modo de sorpresa van a haber unos objetos de mi viejo en un vidriera. Entre ellos, unas guitarras que usaba en su intimidad. Me interesa mostrar lo que no se conoce de él y creo que va a ser muy mágico. Por eso con Adrián pensamos en hacer “Mensajero nocturno”, que es un tema que mi viejo grabó con Juan. Siempre me llamó la atención y fue la razón por la que terminé tocando con él.