El ex-bajista de The Boys vuelve a la Argentina en plan solista, para presentar «Bomb’s Away», su disco más reciente.
A cuatro décadas de su formación y rápida evaporación The Boys es, para muchos, una banda de culto. Surgidos en el mejor momento del punk rock inglés eran, además, la banda favorita de músicos de talla de Joey Ramone o Paul Weller. Sin embargo, la magia no duró: a pocos años de fundada, The Boys se diluyó. «A fines de los 70 y principios de los 80 el mundo avanzo y nosotros no», afirma, resuelto, Duncan Reid, el niño. «Además, estábamos siempre mucho más preocupado por pasarla bien que por trabajar duro y profesionalmente», enfatiza el músico que, aunque fue parte de la reunión del 99, hoy se dedica de lleno a su banda solista: The Big Heads.
De chico tenías dos sueños: ser jugador de fútbol y ser rockero ¿por qué elegiste, al final, por el lado de la música?
¡Porque era petizo y lento! Dejame darte un tip sobre ser jugador de fútbol profesional: no seas petizo y lento; sé grandote y rápido. O, al menos, petizo y muy rápido, como Maradona y Messi. Ahora, si querés ser músico, podés ser chiquito sin necesidad de ser rápido. Tenés que tener confianza, ser capaz de aprender y de verte bien ¡Eso puedo hacerlo! (risas)
Igual no te alejaste tanto del fútbol, fuiste parte del equipo directivo del Nottingham Forest ¿Cómo terminaste ahí?
Había trabajado con Andrew Lloyd Webber, llevando musicales a todo el mundo, y eso incluía armar fechas, vender tickets, vender merchandising, negociar los derechos de transmisión. Así que pensé: «puedo manejar un club de fútbol, es lo mismo ¡solo que las divas son de diferente sexo! (risas). Igual hay una gran diferencia: Andrew Lloyd Webber hacía un montón de plata, mientras que los clubes de fútbol son un loquero donde todo el dinero se va en los pases de los jugadores, tenés que hacer de todo para poder seguir en el negocio.
Al final volviste a la música ¿Qué pasó?
Pasó Japón. Todo el mundo pedía por The Boys, y tanto Matt Dangerfield como yo decíamos: «No, alguna vez fuimos grandes, no lo arruinemos». Pero después una banda japonesa pegó un hit con una canción nuestra, y nos ofrecieron tocar allá. No habíamos estado nunca, así que era emocionante. El primer show fue horrible, el segundo estuvo bien, lo disfrutamos mucho, así que decidimos seguir adelante. Estaba una vez más con The Boys, por 13 años más, y éramos grandes de nuevo.
Hace 40 años ¿crees que The Boys podría haber seguido adelante si hacían algunos ajustes?
Bueno, la pregunta debería ser: «¿Podría The Boys haber hecho los ajustes necesarios y actuado de otra manera?». Creo que la respuesta es: no.
Desde la reunión sacaron un disco y aun hoy siguen activos. Pero vos te fuiste ¿Por qué?
Tuvimos una pelea tremenda con Matt, que se veía venir hacía rato, tenés que estar en una banda para entender lo raro que es. Sabrá Dios por qué nos peleamos, y la vida es muy corta para vivirla así, así que me fui. En ese entonces estaba muy enojado, pero ahora creo que es lo mejor que pude hacer. De lo contrario, nunca habría podido hacer mis tres discos solistas, que han sido muy exitosos y recibido tan buenos comentarios, nunca habría podido armar una banda tan buena, y gracias a las dos chicas en la banda, un grupo tanto más bonito que The Boys (risas).
El último de estos tres discos con Duncan Reid & The Big Heads es «Bomb’s Away» ¿De qué trata?
La canción que le da nombre al disco habla de cómo, cuando los políticos están en problemas y se vuelven impopulares, empiezan a armar guerras para distraer. Después, la mayoría de las canciones tratan sobre mi vida, o cosas que he visto.
Pronto volvés a Sudamérica, en Argentina vas a hacer dos shows, en Capital Federal y en Tandil ¿Qué recuerdos tenés de visitas anteriores?
El público cantando todas las canciones, el público argentino es el mejor. En Tandil me acuerdo que la gente no se iba a dormir nunca, jamás. Grandes asados, vinos increíbles. La cerveza no tan buena, pero estoy dispuesto a que me demuestren que estoy equivocado. Siempre asocio Argentina con pasarla muy bien y conocer personas geniales.
¿Qué podés anticipar de estos shows?
¡Música fantástica, músicos fantásticos y un momento fantástico!