El guitarrista sacó a la cancha su proyecto solista, acompañado esta vez por el vocalista de Rainbow.
Cuando, hace veinte años, Walter Giardino decidió aprovechar el break de Rata Blanca, su banda insignia, para crear Temple y dar rienda suelta a su impronta creativa más genuina – estilo que se plasmaría con claridad en el nuevo rumbo que tomaría Rata a su retorno -, es probable que no esperara ocasionar el revuelo que generó. Temple se transformó, casi instantáneamente, en una banda de culto: sin ir más lejos, muchos de sus seguidores consideran el único trabajo de estudio de la formación, aun hoy, como el mejor de la prolífica carrera del guitarrista.
Desde que, hace algunos años, Temple volvió a los escenarios, sus conciertos son un ritual ineludible. Mientras que, en ocasiones anteriores, el show se dividía en dos (una parte con Temple propiamente dicha, haciendo sus canciones, y otra junto a Joe Lynn Turner, haciendo clásicos metaleros de todos los tiempos), en esta oportunidad, con la presencia del actual y versátil vocalista de Rainbow, el chileno Ronnie Romero, y apoyado en la siempre sólida base Scarcella/Retamozo/Motyczak, el guitarrista encontró la formación ideal para ir de un lado al otro sin sobresaltos. Aquel viernes ventoso, que selló el inicio de la primera gira mundial de la formación (unos días antes se habían presentado en el festival ‘Santiago Gets Louder’, en Chile, aunque tocando unos pocos temas), fue, entonces, un show de culto y, a la vez, una verdadera fiesta de clásicos.
La velada, que arrancó cerca de las 21:30 con “Corte porteño” y “Sobre la raya”, recorrió el primer y único disco de la banda casi de punta a punta: sonaron, además, “Héroe de la eternidad”, “Cacería”, “Azul y negro” (con la participación especial de Javier Barrozo), el excelso instrumental “La danza del fuego” y “Alquimia”.
La formidable colaboración entre Giardino y Romero tendría, sin embargo, sus puntos más altos, quizás por comodidad del cantante, en los clásicos. Esta vez intercalados entre las composiciones originales, la lista consumiría más de la mitad del show: “Man on the Silver Mountain”, “Street of Dreams”, “Catch the Rainbow” y “Lost in Hollywood”, de Rainbow; “Crying in the rain”; de Whistenake; “Neon Knights”, de Black Sabbath; “Mistreated”, “Speed King” y, para cerrar a toda máquina, “Burn”; de Deep Purple.