El disco se titula “33”, una edad bisagra en su vida y una numerología mística. El LP deambula musicalmente por variados estilos como el funk, el hip hop, el reggae, la psicodelia y el rocanrol más purista. En cada canción están reflejadas la visión del mundo del artista en su perspectiva aislada desde el monte nativo cordobés. Están presentes en sus letras una fuerte mirada ambientalista respecto a la depredación de la humanidad ante el entorno que le permite la vida. Cada canción, de alguna forma, es una declaración de principios del artista y es, sin lugar a dudas, su disco más político.
La autogestión en todo el disco (desde su pre producción, grabación y mezcla) fue una constante, gracias a estudios amigos y una cantidad grande de músicos y músicas que se sumaron con total entrega al proyecto. “33” viene a ser bisagra en la carrera de Tuto Petruzzi en cuanto a su manera de hacer las cosas y llevar a cabo cualquier tipo de proceso o proyecto artístico.
Siempre en movimiento, entre el monte cordobés donde vive ya hace largo tiempo y las ciudades del mundo, Petruzzi va ofrendando con canciones sobre los escenarios que el camino va presentando, a veces en solitario, otras veces junto a la banda itinerante que lo acompaña históricamente: La Forastería. En sus actuaciones se conjugan músicas de raíces variadas, historias, poesía y una mística rutera que crean el universo propio que lo define como un artista sin tapujos, autogestivo, libre y lejos de la escena e industria musical corriente.
Te encontrás presentando tu segundo material discográfico titulado “33”, una cifra muy significativa en la numerología. ¿Qué significa 33 para vos y por qué la elección de utilizarlo como nombre del álbum?
Actualmente tengo 33 años. Durante todo este año vivencié varias cuestiones trascendentales en mi vida: el nacimiento de mi hija, el hecho de venirme a vivir al monte, la culminación de una manera de hacer las cosas totalmente autogestiva, todo el rollo de la pandemía con todos sus procesos… creí que era muy importante crear un registro músical de toda esta étapa bisagra en mi vida en muchos aspectos, las canciones ya venían asomando hace tiempo. Después, a medida que fui profundizando en la obra, surgió la idea de que dure 33 minutos y 33 segundos, que salga el 3 del 3, fue un poco como ir alimentando esa idea numerológica y sazonar un poco el todo.
La autogestión estuvo super presente desde el minuto 0 del disco. Trabajaste con asistencia de Juanchi Otero y masterización de Patricio Claypole en Attic Estudios. ¿Cómo fue el proceso de grabación?
El proceso del disco se dió en el marco de la pandemia. Yo venia de lanzar en mayo “No estamos tan bien” y cómo no se podía tocar, me puse a componer en la naturaleza y cuando tuve todo cerrado pegue un viaje express a Buenos Aires, donde con ayuda de Juanchi Otero grabamos en una semana gran parte de las violas y voces del disco. Despues, termine de laburar y mezclar el disco acá en el monte, de madrugada, junto a un fuego, fue hermoso. Una artesania sonóra a fuego lento.
¿Qué planes o proyectos tenés en mente para este 2021?
Tocar, tocar todo lo que se pueda, volver a sentir la conexión con la gente más allá de las redes sociales. Esa culminación única con el público donde juegan los cinco sentidos. Ir a esas ciudades y pueblos donde mi música resuene y convidar esas canciones. Es lo que más me gusta hacer, asi que siempre que las circunstancias lo permitan saldremos del monte a la ruta. También, seguir creando en los momentos de instrospección y darle rienda a nuevas canciones, ir profundo, espero que gran parte del 2021 me encuentre con el cuerpo en el barro.