El conjunto mendocino vuelve al ruedo con un gran disco, “Pangea”, donde despliega la frescura de su abanico sonoro plagado de funk, rock, soul, jazz, hip hop y ritmos latinos.
“‘Pangea’ trata del paso de lo personal y subjetivo a lo colectivo y al sentimiento de manada que nos hermana a todos, eso fue lo que quisimos demostrar y por eso el equipo de trabajo esta vez fue mucho más amplio y más diverso que en el primer disco, que fue algo más íntimo”, señala el guitarrista Tomás Lazzaro.
¿En qué se diferencia “Pangea” con el álbum debut de 2017?
La mayor diferencia es que dos de los instrumentos ya no son tocados por las mismas personas. Nos incorporamos Cristóbal “Quito” Pithod en pianos, sintetizadores, teclados y yo en guitarra. Estos sonidos constituyen dos pilares fundamentales para el nuevo disco. También, el álbum se ha convertido en un trabajo mucho más colectivo y en manada, tratándose de un trabajo de exploración y de búsqueda sonora, en la cual todavía sentimos que seguimos buscando.
Este año están cumpliendo una década desde los inicios de Spaghetti Western, como banda que arrancó con un rock psicodélico y que hoy transita más por el funk, ¿en qué cosas sienten que han evolucionado y cuáles aún conservan?
Sentimos que se ha evolucionado y mutado según como han ido cambiando los tiempos, en lo cual no nos hemos ido ajustando a las tendencias, sino como una búsqueda constante de lo que nos conmueve y el mensaje que nos es pertinente transmitir. Hemos mantenido la entrega, la tenacidad, la devoción y la pasión por lo que hacemos que nos lleva a levantarnos todos los días.
Desde hace varios años la escena mendocina capta mucha atención, ¿cómo sienten que encaja Spaghetti Western en esta movida?
Sentimos que solo somos una banda más en una escena muy buena y muy profesional, que tiene muchos grupos de nivel internacional y estamos muy orgullosos de poder ser parte de esta escena.
¿Pasar por Buenos Aires sigue siendo la forma de llegar a más oídos o la federalización se puede alcanzar por otros métodos?
Por ahí la ventaja que ofrece Buenos Aires es que es una metrópoli, es una ciudad mucho más grande, con salas más grandes y un público cautivo más grande. La verdad es que tampoco miramos el proyecto con perspectiva de una realización profesional en el campo económico o desde la consagración mediática o de convocatoria, sino que nos lo tomamos como un trabajo para la música y creemos que el camino es para adentro y para encontrarnos en la música que hacemos y no necesariamente proyectando en la difusión del proyecto. De todas formas, sí creemos que es uno de los polos culturales más importantes de toda América Latina y nos gustaría que nos conociesen y escuchasen ahí.
Dentro de toda esta anormalidad actual, ¿qué planes hay para la banda para lo que resta del año y comienzos de 2021?
Primero que nada, la idea es trabajar en algunos videoclips y en un EP nuevo. La verdad es que nos acongoja y nos acompleja mucho este tema de la virtualidad porque uno de los pilares fundamentales de lo que es Spaghetti Western es el vivo y el contacto con las personas y el público, y para poder hacer tanto presentaciones del álbum como para hacer difusiones de esa forma vamos a esperar a que se den las condiciones para encontrarnos todos de vuelta y poder compartir el ritual una vez más.