Después de arrojar por la ventana todo el misticismo telúrico durante años en el grupo Arco Iris, Gustavo Santaolalla fue otro más de los que emigró al exterior. Luego de un periodo de noticias sobre su actividad en Los Angeles, California. Ahí formó un grupo (Wet Pic-Nic) con el tecladista Aníbal Kerpel y un par de músicos estadounidenses. Con esta banda grabó un álbum —desconocido aquí— que muestra las nuevas tendencias del rock norteamericano.
Pero, como curiosamente les ocurrió a todos los emigrados, Santaolalla volvió. Y su visita no fue bienvenida por sus colegas locales. Sus declaraciones respecto de la senilidad musical de los grandes grupos y el atraso informativo cayeron como un balde de vinagre sobre algunos de los más reputados músicos nacionales. Sin embargo, y a pesar de las críticas respecto a una industria música retrógada, Santaolalla se quedó el tiempo suficiente como para grabar un álbum. En el colaboraron Alfredo Toth (bajo), Willy Yturri (batería), Alejandro Lerner (teclados) Oscar Kreimer (saxo) Rubén Rada y Oski Amante (percusión).
Con esta formación Santaolalla grabó un álbum que está a medio camino entre Los Angeles y Buenos Aires. Se advierte la intención de hacer algo moderno, pero muchas veces el resultado está lejos de alcanzar esa meta. Santaolalla es un buen compositor (algo que pueden comprobar los que escucharon su obra anterior, y lo que ahora hace con Wet Pic-Nic). Sus vocalizaciones por momentos no alcanzan para redondear el sonido que él buscaba. Además a pesar de que músicos como Toth e Yturri son virtuosos en sus instrumentos, hay ritmos que suenan híbridos, inconvincentes, por la sencilla razón de que hay una cuestión de raza de por medio. Algo de eso sucede con los reggae “Mamá, amigos, tengo una TV color” y “Vasudeva” —aquella vieja canción de los “Arco Iris”—. Cuando todos se ponen a tocar rock’n’roll (“Ando rodando”, “A través de ti”) la cosa mejora notablemente, simplemente porque suena más natural.
Literariamente, Santaolalla se muestra abierto, y hasta hace un “mea culpa” de su pasado en el país. En cambio, “Mamá, amigos…” es un crudo y sincero retrato de la nueva sociedad en la que vive. Con este primer álbum Santaolalla demuesta que quiere, pero todavía no puede, Dice: “de la tierra prometida/Sólo me quedan heridas/de ésta/Voy a sacar la respuesta”, habrá que esperarla.