"Recuerdos y eso", el nuevo disco de Forestar
Forestar, el trío de Math Rock rosarino, lanzó su segundo disco de estudio, llamado "Recuerdos y eso". La banda, integrada por Gabriel Schubert, Genaro Carranza y Jonathan Gómez, habló con nosotros sobre cómo los encontró la pandemia y cómo fue el proceso de creación del nuevo material.
Después de un 2019 agitado y un comienzo de año con hitos como tocar junto a una de las bandas más reconocidas del género, This Town Needs Guns, en enero y su primera gira por Uruguay en marzo, la pandemia y el aislamiento los obligó a bajar un cambio. Cuando las giras planeadas quedaron en suspenso, la idea del nuevo disco, que ya estaba en el aire, se volvió central.
Cada uno en su casa, durante el período más estricto del aislamiento, fueron compartiendo ideas para las canciones y construyéndolas colectivamente: a partir de un riff, surge una estructura de canción, a la que se le suman baterías y más tarde, una letra. Este disco, a la inversa del anterior, tiene 8 de las 9 canciones con letra, por decisión del grupo: "la pauta de este disco es que sea todo cantado. Después surgió la idea que fuera al revés que el otro: el anterior tiene todas canciones instrumentales y una cantada; y este, todas cantadas y una instrumental", cuenta Gabriel.
El ida y vuelta entre los tres fue la constante del disco y parece serlo también de la banda en sí. El grupo de Whatsapp, a falta de encuentro en persona, es el espacio en el que sucede la lluvia de ideas, el chispazo inicial que le da inicio a las canciones, sin roles definidos. Fue en ese grupo, en medio de una conversación, donde surgió el título del disco ("Recuerdos y eso"): "el primer instinto, las primeras palabras casi siempre suelen ser acertadas", sostiene Jonathan.
Lo grupal fue clave también a la hora de organizar el disco: "Cuando organizás las canciones, las pensás de manera tal que el disco, en sí, en un aspecto global, diga algo", explica Jonathan. La primera canción, los climas, el no aburrir a quien escucha, sobre todo en un contexto en el que la experiencia de escuchar un disco entero parece estar quedando en desuso, son temas cruciales, que se nutren de la discusión colectiva.
La sinergia entre los tres no para y, además, cada disco implica una etapa diferente, un nuevo paso creativo: "Este disco ahora representa una estética, una forma de composición en la que estamos ahora. Representa a lo que llegamos a este punto", sostiene Genaro. No solo el math rock es un género incipiente en la ciudad sino que la experiencia del primer disco fue de alguna manera, el primer zambullido en este camino: "Llevó más tiempo hacer el primer disco porque era la primera vez. Había lugares a los que había que entrar por primera vez, cortar las ramas y pasar igual", dice Gabriel, al respecto.
El primer disco fue la prueba de cómo funcionaban los tres y fue exitosa. Mejor parados, con más confianza en la banda y en la manera de componer, encararon el segundo disco, que transmite un espíritu melancólico, de ventana al pasado y deja atrás la distorsión que podíamos escuchar en el anterior. Soltar ese recurso vino de la mano de darle paso al discurso, a sumarle letras a las canciones. La introspección, los recuerdos aparecen entretejidos con un sonido arquitectónico, que recorre muchos lugares.
El nuevo disco es un paso más para la banda, que mira con optimismo el futuro. No saben cuándo podrán tocar el nuevo material en vivo pero sí tienen en claro que hay mucho por crear: "la inquietud que me genera el futuro de algo es justamente lo que me da ganas de hacerlo", en palabras de Gabriel. Venga lo que venga, será un desafío a disfrutar.