Los italianos Premiata Forneria Marconi hablan sobre “Emotional Tattoos”, el disco que los volverá a traer a la Argentina. Además, adelantan el show del Teatro Ópera y revelan su secreto para alcanzar semejante trayectoria.
Desde el comienzo, Premiata Forneria Marconi fue un grupo diferente. En primer lugar por haber sido pioneros en el rock progresivo europeo, a la par de artistas como Yes, Camel, Jethro Tull, Pink Floyd y Emerson, Lake and Palmer. Pero a diferencia de algunos de sus contemporáneos, PFM sigue haciendo música. En el medio hubo cambios de formaciones, discos desafiantes y algo remarcable: más de 6.000 shows en toda su carrera.
Los dos líderes del grupo son el baterista y cantante Franz Di Cioccio, y el bajista Patrick Djivas. Además, completan la banda el violinista Lucio Fabbri, el baterista Roberto Gualdi, los pianistas Alessandro Scaglione y Alverto Bravin, y el guitarrista Marco Sfogli.
Durante tanta trayectoria, PFM editó casi veinte discos de estudio. Pero el primer gran cambio llegó en 1980, cuando el vocalista Flavio Premoli dejó la banda y Di Cioccio pasó al frente. “En los ‘60 y ‘70 solíamos cantar todos. Cuando él se fue traté de cambiar la onda, porque el grupo necesitaba alguien que estuviera al frente, y que se comunicara sin intermediarios”, dice el baterista del otro lado del teléfono.
-¿Cómo fue ese nuevo rol para vos?
Franz Di Cioccio: Muy bueno. Les consulté a los demás si les gustaría que tuviéramos dos baterías, para que me reemplazaran cuando yo cantara. También podríamos tocar de a dos, y darle un rol más expresivo al concierto. Debido a esa energía renovada, en los ‘80 escribimos muy buenas canciones. Desde el principio me sentí muy bien, pero nunca me olvidé de que empecé como baterista. Phil Collins y mucho más también lo hicieron.
NUEVA ETAPA, NUEVO DISCO
En octubre de 2017, PFM lanzó “Emotional Tattoos”, su más reciente álbum de estudio. Lo novedoso fue que salió en dos versiones: una cantada en inglés, y otra en italiano. “Firmamos un contrato con InsideOut, y como el álbum se iba a distribuir en todo el mundo, era mejor hacerlo en inglés -agrega el bajista Patrick Djivas-. Pero como italianos, también iba a ser una lástima si no lo hacíamos en nuestro idioma”.
Así que, una vez que las partes instrumentales estuvieron listas, Patrick se encargó de escribir las letras en inglés, y Franz las versiones italianas. “Lo raro fue que no tuvimos tiempo de sentarnos y ver qué había hecho el otro, porque estábamos con los arreglos, grabando nuestras partes, produciendo… era un montón de laburo. ¡Al final, las letras de ambos coincidían casi perfectamente!”.
-Lo extraño es que, como vos decís, no es una traducción del inglés al italiano ni viceversa. Son discos diferentes, pero con las mismas melodías.
Patrick Djivas: Exacto, porque él estaba trabajando de su lado y yo del mío. Obviamente que conservamos algunas palabras y títulos, porque son iguales en italiano y en inglés.
-Al final del disco hay una colaboración con el pianista Stefano Bollani, que ya vino a nuestro país. ¿Cómo llegaron a él?
PD: Él es muy famoso en Italia, sobre todo porque hizo muchos programas de TV. Somos amigos, y muchas veces dijimos de hacer algo juntos. Justo tuvimos la canción perfecta (“It’s my road”), así que lo llamamos. Lo grabamos en su estudio, y no vas a creer cuántos solos hizo: como doce, uno atrás del otro. Nos dejó elegir el que más nos gustara, pero fueron todos geniales. Hasta jodimos con hacer un grupo llamado PFS (por Patrick, Franz y Stefano).
Premiata Forneria Marconi ya encaró su nuevo tour latinoamericano, que incluye varias ciudades de Brasil, Chile, Argentina, Perú y México. En nuestro país, se presentarán el sábado 28 de abril en el Teatro Ópera.
-Al tener las versiones en italiano y en inglés, ¿cuáles van a hacer en Buenos Aires?
PD: Creo que vamos a tocar las italianas, porque son más fáciles de entender. Pero no estamos muy seguros. En Japón, que fuimos desde 1974, sabemos que prefieren las originales. ¿Qué sugerís para Latinoamérica?
-Las versiones inglesas, porque estamos bastante más conectados con ese idioma.
PD: Supongo que haremos eso, entonces. Es bueno saberlo.
-No hace mucho se juntaron con Ian Anderson, de Jethro Tull, y grabaron unas colaboraciones. Lo gracioso es que ustedes hacían covers de él al principio de su carrera. ¿Cuáles eran?
FDC: Sí, fuimos la primera banda de rock italiana en tocar con flauta traversa. Se usaba mucho en el jazz, pero no en nuestro estilo. De Jethro Tull solíamos tocar “Boureé”, “Nothing is easy” y “My god”. Son temas que mantuvimos en nuestro repertorio, así que cuando tocamos en la Live Prog Exhibition (2010, en Roma) lo invitamos. Hicimos una introducción de “Boureé” de dos minutos, y luego apareció de sorpresa en el escenario tocando su parte. La gente se volvió loca, él estaba contento de tocar con nosotros y nos elogió. También accedió porque conoce muy bien a PFM. Creo que somos una banda diferente a las demás, porque en general improvisamos o cambiamos las canciones sobre el escenario: nos miramos el uno al otro y ya sabemos qué hacer. Podés esperar cualquier cosa de nosotros, y eso nos hace distintos.
EL SECRETO DE LA VITALIDAD
-Hablando de su catálogo anterior, hay discos como “Jet Lag” (1977) que en su momento no fueron bien recibidos por la crítica, pero hoy son clásicos. ¿Por qué creen que ocurre eso?
PD: Lo hicimos teniendo mucho éxito en los Estados Unidos. Todos nos decían que grabáramos un disco hitero, con la onda de “Celebration”, ¡pero sacamos un álbum de jazz! En ese período éramos amigos de Jaco Pastorius, de Frank Zappa… tocábamos juntos cada tanto, y nos influenciaron mucho. Obviamente no fue bueno para el marketing, pero sí para nosotros. Hoy la gente lo entiende, aunque en su momento fue como “demasiado”. Creo que esa es la razón por la que estamos acá después de 45 años: porque hacemos lo que queremos. Cuando lleguemos a la Argentina y nos vean sobre el escenario, se van a dar cuenta. Hoy escucho “Jet Lag”, y me doy cuenta de que si no lo hubiéramos hecho, no existiríamos. Hubiéramos vendido más, pero perdido nuestra alma. No se trata de cuántos discos vendas, sino de la cantidad de conciertos y el nivel. ¡Dimos 6.000 shows! Amamos tocar, y aunque ya no seamos jóvenes, siempre estamos ansiosos por el siguiente show. Son las dos horas más felices.
-Fredrik Åkesson (guitarrista de Opeth) es fanático de PFM, sobre todo de “Photos of Ghosts” (1973). ¿Escucharon su grupo?
FDC: No, pero muchos lo eligen a ése como nuestro mejor disco. Nadie esperaba que llegara algo así desde Italia. Había algo distinto en las canciones y en el sonido. Incluso una lista de Rolling Stone lo metió entre los mejores 50 álbumes del rock progresivo. Pero como dijo Patrick, amamos a todos nuestros discos, porque fueron los pasos correctos para lo que siguió. “Emotional Tattoos”, tiene el mismo approach: hay jazz, funk, progresivo, rock and roll, baladas… de todo, porque amamos la música en su totalidad. Es un presente de los dioses.
-Franz, en una de las primera giras latinoamericanas te llevaste a casa un gato que llamaste Panchito. ¿Sigue viviendo con vos?
FDC: ¡Sí! Patrick se está riendo porque lo mencionaste. Estábamos en México, escuchamos un “miau” y lo vimos. Era muy chiquito, y seguramente se iba a morir en tres o cuatro horas. Así que decidimos llevarlo a la veterinaria, que era todo lo que podíamos hacer. El problema fue que no íbamos a tocar en el DF, sino en Teotihuacán. Cuando le preguntamos al público si lo querían, nadie accedió. Y como no podíamos dejarlo ahí, lo trajimos a Italia. Al hacer la escala en Barcelona tuvimos problemas, porque Panchito venía desde otro país y tenías que tener un certificado… pero ya está en mi casa, viviendo fantásticamente. Es blanco y negro, y es mi gato favorito. Tengo otros cuatro, de todos modos. ¡Y cinco perros! (risas).