El músico oriundo de Chivilcoy presenta su primer álbum solista, “Cueva de cristal”, con músicos invitados como Lula Bertoldi (Eruca Sativa), Juan Subirá (Bersuit), Pepo San Martín (Científicos Del Palo) y Raúl Ruffino (Los Tipitos).
“El concepto general del disco estuvo claramente influenciado por la situación de encierro que se dio al comienzo de la pandemia donde no salíamos de casa –explica Nicolás Muchiut-. Las horas se empezaron a tornar más densas en ciertos momentos del día, las manchas en las paredes que antes pasaban desapercibidas ya eran parte del paisaje visual, las goteras del techo batían claves percusivas cuando llegaban al balde en días de lluvia. Esas y más situaciones que hacen a la cotidianidad, ahora influenciada por la coyuntura, se respiran en el disco. O por lo menos es donde intente poner el foco”.
¿Cuándo sentiste que estabas listo para entrar a grabar tu primer álbum?
Hace años que vengo desarrollando la práctica de plasmar las ideas creativas musicales en discos. Sí, es el primer trabajo que lleva mi apellido adelante. Con Oesterheld, que fue mi primer proyecto de incursión importante en la música, hicimos tres discos de estudio: “Ausencia”(2014),”Psicosis de un mundo esquemático”(2016) y “La conciencia de la intemperie”(2018). A su vez, junto a Perros del Alba, otra banda de Chivilcoy, tenemos un álbum en preparación que tal vez salga a la luz más adelante. En “Cueva de cristal” pude profundizar en el concepto de canción que tal vez me había quedado trunco en las experiencias anteriores. Ya en “La conciencia” insinuaba un estilo particular. Por primera vez, esa cuestión del estilo se volvió consciente y pude trabajarlo a piacere. El reto de la canción está en no ser solamente preciso con las palabras sino también con la música. Ahí tenemos lo más interesante: no es la poesía, ni es la música, sino como las personas pueden llegar a utilizar esos elementos para poder expresarse. Una utopía, obvio. Pero va por ahí la búsqueda. Tirar un poco la soga del significado.
¿A qué le canta Nicolás Muchiut?
Trato de estar atento en las cosas pequeñas de lo cotidiano para desde ese punto de partida crear imágenes. No es que no me haga eco de los grandes temas, están presentes también el amor, el desamor, la muerte, la soledad, etc. Trato sí de traerlos, achicarlos y amigarlos con mis palabras. Me pasa muchas veces que logro entender lo que quise escribir mucho tiempo después. En mi caso siempre viene la música primero y luego el texto, salvo algunas excepciones. A partir de lo que me dispara la melodía, la armonía, la textura, a veces también el ritmo, trato de generar imágenes poéticas, jugando con las metáforas y de esa forma tratar de generar algún tipo de sensación, enviar a algún lugar imaginativo al oyente. A veces, la canción necesita literalidad y ya. Pero la mayoría de las veces, opto por la primera opción.
Participan como invitados muchos músicos con trayectoria, ¿Qué sentís que les aportaron a tus canciones?
En abril aproximadamente comenzamos a trabajar las maquetas junto a Héctor Camaño, con quien produjimos el disco, y finalizamos con las primeras ventiscas primaverales de septiembre. Ósea que la cuarentena no afectó nuestra labor este tiempo, por el contrario, me animaría a decir que nos proporcionó ese espacio que a veces por la vorágine de tocar en vivo, las clases y demás cuestiones, no lo tenés. Cuando escucho el resultado sonoro puedo afirmar que todo lo deseado o planeado está sobre la mesa. Ni más ni menos. Ese plus que le otorga al disco haberlo grabado en su gran mayoría desde mi pieza, en mi casa. Mi cueva. En la soledad se dan cosas increíbles, es la búsqueda de lo desconocido. Sonidos, texturas, el funcionamiento de cada instrumento en el entramado musical, el lenguaje, todo se conjuga para un fin concreto: una estética. Como un trabajo de orfebrería: ese color no, el otro; esa tela no, aquella. Los demás músicos y músicas que se sumaron también lo hicieron desde sus home/estudio lo que indica que es posible llegar a un resultado interesante con lo que uno tiene a mano.