El dúo venezolano se instaló en la Argentina y por medio de un sello joven local lanzaron en el país su primer álbum homónimo.
“Nuestro primer disco como Macondo Children es el resultado de una convivencia musical y cuasi familiar de más de 10 años entre Hum y yo –dice el encargado de la batería Miguelangel “Chivo” Machado-. Un lei motiv de este proceso era la necesidad de no pensar, no razonar mucho, sino sudar las canciones, exhalarlas”.
Quien acompaña al baterista es Humberto Pérez, voz y guitarra del conjunto que lleva apenas dos años de vida, pero que cada uno de sus integrantes acarrea varios años en la música en distintos proyectos.
En lo sonoro, Macondo Children oscila entre el rock, el stoner y algunas pizcas de metal; y al momento de enumerar influencias surgen nombres como Soundgarden, Alice In Chains, Black Sabbath, Faith No More, entre otros.
“Por mi parte, en la batería lo que se ha colado en mis oídos de música Afrovenezolana a veces sin pensarlo mucho se me cuela en algún beat –señala “Chivo”-. Luego nos influencia el cosmos, la naturaleza, lo desconocido, y algunas cosas provenientes de las artes plásticas, el arte cinematográfico, y de la vida por supuesto”.
Para este álbum debut, que en la Argentina se editó por medio del sello Chancho Discos, los temas fueron compuestos y grabados en el mismo momento de su concepción, en lo que refiere a las bases, que para el grupo son la guitarra y la batería, producto de llegar a la sala, y a partir de un riff o beat surgido al momento, desarrollar una idea y darle forma. “Chivo” remarca que los temas no están editados, que suenan en el álbum tal como fueron tocados en la sala y afirma sobre un futuro segundo material: “Esta metodología funcionó para este disco, posiblemente funcione de nuevo, o no. Lo hemos hablado, pero no nos gusta planificar mucho últimamente. Las condiciones en que hicimos este álbum fueron bastante artesanales, nos hizo muy bien en algunos aspectos, y nos dejó inconformes en otros. Quisiéramos ensayar el método nuevamente en unas condiciones un poco más prolijas a ver qué pasa. Imaginarse el próximo disco es absolutamente imposible para mi, y no quisiera imaginármelo tampoco, que venga y se manifieste”.
¿El desarraigo puede llegar a verse reflejado en próximas composiciones?
No sé si desarraigo es la palabra que usaría. Pero si te refieres al estar lejos de casa, sí. No hay duda que el estar moviéndose, oliendo cosas distintas, escuchando música en los taxis, en otros kioskos, los cambios en general, influyen mucho en lo emocional y en cómo eso se vuelve música. El escuchar otras bandas que jamás hubiese escuchado sino en este o aquel bar, esas bandas y su energía quedan en uno, que al final compartimos dicha energía. Evidentemente, las nuevas experiencias tributarán al nuevo álbum, las nuevas sensaciones se volverán sonidos, y que llegue pronto el momento por favor.
¿Con qué cosas de la cultura actual de la Argentina se sintieron sorprendidos?
Para mi esta es la quinta visita que hago, desde 2011 estoy viniendo. Tengo muchos amigos que he hecho acá y amigos argentinos que estuvieron viviendo en Venezuela. Me sorprende la cantidad de recitales que suceden en un mismo día. Me gusta mucho esta ciudad, nos han tratado super bien, con una solidaridad y una camaradería increíble, me encanta lo rockera que es Buenos Aires, me encanta lo que simbólicamente representa el mate, esa bebida que pasa de mano en mano como si viniera de muy lejos el mismo recipiente con la hierba adentro y que el compartir suela ser un lugar común al menos entre la gente cercana a mi en esta temporada.
¿Sin el apoyo de Chancho Discos hubieran venido a la Argentina?
Chancho Discos es como la familia perfecta, te bancan en todo y te dejan ser tú, sin cuestionarte, sin exigirte. Aprecio mucho el haber conocido a Fernando Larrosa (uno de los fundadores del sello) y a través de él a toda la familia Chancho Discos, que de verdad son gente hermosa. Nosotros estábamos buscando a dónde movernos con este álbum debajo del brazo. Tenemos varios años siendo nómadas y volvimos a casa a hacer un disco y ya necesitábamos movernos, es como un instinto. Definitivamente es fundamental en nuestra movilización hacia Buenos Aires.