El dúo argentino-brasileño acaba de lanzar su más reciente trabajo discográfico y el segundo en su carrera. Sus sonidos están atravesados principalmente por influencias de rock y blues, con una fuerte presencia de armónicas, guitarras eléctricas y voz. A su vez, reúne reminiscencias de otros géneros como el reggae, candombe, baguala y canción, con poesía en español y portugués.
El álbum, grabado durante los años 2018 y 2019, cuenta con 13 canciones, entre los que se encuentran el primer corte “Doidos de Rock”, “Ron y Malecón”, “Ya no te pido” y un bonus track con una sentida versión del clásico de León Gieco, “Sólo le pido a Dios”, que cuenta con la participación de un conjunto de músicos de diferentes nacionalidades: Ana María Domínguez, Pepe Ordás, Annie Garcés, Abel Geronés, Diana Gutiérrez y Leandro Cobas de Cuba y Marion Brunel (Canadá). Esta versión, autorizada por el mismo León, contiene traducción al francés y al portugués.
El resto de los temas pertenecen a Lara Battista y Juan Bautista Henjes. La producción, grabación, mezcla y mastering estuvo a cargo del propio Juan. El disco fue grabado en su totalidad en estudios LyJ en Buenos Aires con excepción de “Sólo le pido a Dios”, que fue grabada y mezclada en los estudios Guaicán, La Habana, Cuba.
Lara y Juan es una banda de rock argentino-brasileña, fundada en Buenos Aires en el año 2012 por los músicos compositores Lara Battista (guitarra y voz) y Juan Bautista Henjes (guitarra y armónicas). La formación se completa con Saulo Pedreira (bajo) y Marcos Saucedo (batería). Sus composiciones de estilo ecléctico, anclan principalmente en los géneros de rock y blues, aunque también combinan otros, como reggae y ritmos latinos, en idioma español y portugués. Sus letras, registran e invitan a la reflexión sobre problemáticas sociales de diferente naturaleza.
“Nuraghe” nació a partir de una gira multidestino de su álbum anterior, que los llevó a pisar distintos países y descubrir diversas culturas. Pero algo distinto pasó cuando llegaron a la isla de Cerdeña, en Italia. ¿Cómo fue ese ese encuentro con los Nuraghes, construcciones de piedra de la Era Megalítica, y qué significó para ustedes?
El encuentro con el primer Nuraghe, “Cuccurada” de la ciudad de Mogoro, fue totalmente inesperado. No sabíamos sobre la existencia de estas construcciones de viejas civilizaciones guerreras, construidas con la piedra de una roca volcánica, que a su vez les sirvió también para fabricar armas. O sea, un elemento súper poderoso de la naturaleza, con una energía alucinante, fue realmente una experiencia mágica y conmovedora. Una recarga energética muy grande. Un Nuraghe es un lugar testigo de gran parte de la historia de la humanidad; la cultura sarda en general es muy rica y conserva muy buenos valores culturales sobre el cultivo de las tierras, el kilómetro cero y la vida en comunidad, el disfrute de la música. Finalmente, tocar en ese Nuraghe fue el broche de oro. Nos cayó la ficha de muchas cosas, reafirmamos esto de que estamos de paso por este planeta, que el tiempo que nos toca es efímero en contraste con toda la eternidad de una civilización. Hay muchos mitos sobre la isla, algunos dicen que podría ser la Atlántida sobre la que hablaba Platón, y eso nos inspiró puntualmente en uno de los temas del disco, “Navegando por la Atlantis”. Volvimos sumamente enriquecidos por ese viaje, la cultura sarda, sus sabores y sonidos son ecos que resuenan a lo largo de todo el disco.
Entre 2018 y 2019 terminaron de darle forma a este segundo material discográfico. ¿Cómo fue el proceso de grabación?
El proceso de grabación fue bastante largo, parte en Buenos Aires y parte en La Habana, Cuba. Realmente lo disfrutamos mucho.
Si bien son una banda que reúne una amplia variedad de culturas en sus sonidos, para este álbum decidieron versionar “Solo le pido a Dios”, un clásico del artista argentino León Gieco. ¿Por qué la elección de esta canción tan significativa para el pueblo argentino?
La versión de “Solo le pido a Dios” tiene traducción al portugués y francés. Elegimos esta canción porque es un tema atemporal, que trasciende en el tiempo. Consideramos, desde nuestra interpretación de su poesía, que es un llamado a la empatía de la humanidad y a la conciencia sobre problemáticas que, lamentablemente, aún están vigentes. Además, es una canción que pasó las fronteras de Argentina y Latinoamérica: es conocida en todo el mundo. De hecho, los artistas del colectivo que se formó aquel febrero en La Habana, de cuatro nacionalidades diferentes, conocían, amaban y querían interpretar esta canción, fue una elección conjunta.
¿Qué diferencias podemos encontrar en este nuevo álbum con respecto a su primer disco “Fotones”?
En principio, hay una gran diferencia entre ambos discos a nivel sonido. Por una cuestión técnica, de equipos, ambos fueron grabados en estudios diferentes. “Fotones” en los estudios del Nuevo Mundo (Melopea) y “Nuraghe” en los estudios L y J. La tecnología del estudio Melopea da como resultado un sonido mucho más vintage. Otro factor que diferencia los dos discos, es que “Fotones” fue grabado bajo la operación técnica del maestro Mario Sobrino, que por supuesto atravesó el disco con todo su aporte. A nivel composiciones, las canciones de “Fotones” son creaciones de tiempos más pasados. Con “Nuraghe” nos sentimos con un cierto nivel de madurez como compositores, como banda, y en el caso de Juan Bautista Henjes, como productor discográfico.
¿Qué planes o proyectos tienen en mente para lo que resta del año?
En los meses que restan del 2020, tenemos pensado seguir presentando este nuevo disco, de todas las formas posibles. También seguimos trabajando mucho en el estudio, grabando nuevas ideas musicales y cerrando un proyecto bastante grande que tiene que ver con un homenaje a un gran músico de rock brasileño.