Con el rock and roll puro como base, el conjunto mendocino radicado en Buenos Aires lanza su segundo álbum de estudio “Después de las cenizas”.
“La gran diferencia con el primer álbum radica en el hecho de que este está grabado por una formación prácticamente nueva, con otros músicos, y también en que se grabó en vivo –remarca su voz cantante Luciano Salassa-. Tocamos todo el disco juntos en la sala de grabación, y la energía que resultó de esta forma de grabar es impresionante. El audio es un poco más moderno que el primero, y el concepto es un poco más claro”.
¿En qué cosas sienten que han evolucionado?
Si bien se logró mantener una línea con respecto al estilo musical de la banda, pudimos abrir un poco el abanico con respecto a otras sonoridades, empleando recursos interpretativos y técnicos que denotan un poco más de experiencia en la forma en la que la música está ejecutada. Este trabajo nos agarró con un poco más de claridad en la parte compositiva, y en el proceso pudimos lograr un concepto artístico más homogéneo para todo el disco.
¿Por qué eligieron como primer corte “Está siempre mal”?
Es una de las últimas canciones que compusimos antes de entrar al estudio, y refleja un poco esa rabia adolescente que está disconforme con las cosas como están establecidas. Rompe con los parámetros que nos dicen que la familia debe estar siempre unida, o con que debemos siempre decir lo que otros quieren escuchar. Esta canción refleja el hambre con el que encaramos la grabación de este nuevo disco, y nos parece musicalmente un buen acto de apertura.
Dejaste Mendoza para venirte a vivir a Buenos Aires. ¿El desarraigo forma parte de las composiciones de este disco?
De Mendoza me vine sólo, el resto de los muchachos son de Buenos Aires. El desarraigo afectó prácticamente todas las áreas de mi persona: independizarme y empezar a recorrer los bares de Buenos Aires, sentir la soledad; extrañar a la familia, al barrio, los amigos, son cosas que te hacen bajar de una nube y mirar todo desde otro enfoque. Este disco está impregnado de despojo, e invita también al que lo escuche a repreguntarse las cosas, a salir del molde, a escaparse de la zona de confort.