Con la gira “Cruzar”, el conjunto santafesino Infusión Kamachuí recorre el Litoral Argentino con su álbum debut, “Espesura”, bajo el brazo.
“De cada lugar nos llevamos postales, historias, detalles a los cuales prestamos atención –relata el guitarrista Esteban Lagger-. Viajar y compartir fortalece y revitaliza al grupo, que es algo muy importante. Realizar una gira es algo que insume un esfuerzo grande, así que siempre hay mucha satisfacción cuando ves que pudiste concretarla y que encima genera buenos frutos para tu música“.
Infusión Kamachuí es una banda santafesina que desde hace algunos años recorre distintos escenarios llevando su amplio abanico musical y que hoy confluye en un sonido propio. Las canciones del conjunto que se completa con Pablo Ignacio Ferreira (voz), Carlos Bechi (guitarra), Iván Wolkovicz (bajo) y Luciano Dato (batería) juegan con los límites y la continuidad entre influencias muy distintas que pasan por el rock, el folklore, el jazz y la música progresiva. “La poesía y otras formas de arte tienen mucha relevancia en lo que hacemos. Infusión es una invitación a entrelazar sonidos, palabras e imágenes“, afirma el violero.
A casi un año del lanzamiento de “Espesura”, ¿qué satisfacciones les trajo este disco?
Lo vivimos como una pieza clave en nuestro camino. El proceso de “Espesura” fue una motivadora combinación de hallazgos y sorpresas que se dieron como las esperábamos. Sigue captando la atención de esas personas expectantes de nueva música, de encontrarse con un sonido novedoso, que disfrutan de los detalles, que se relacionan con el trabajo de diseño, las letras, las artes plásticas. Nos pone muy contentos cuando alguien comienza a desentramar lo que hay dentro de “Espesura”. Todavía hay todo un remolino donde nuestro disco se escucha, se comparte, se recomienda. Cada cosa que pasa genera réplicas y nos da la seguridad de que tiene aún varios caminos para recorrer.
En tiempos donde todo es más inmediato y se busca generar contenido para mostrar constantemente, ¿piensan ya en nuevo material?
Si bien es algo totalmente cierto, nos resultaría muy difícil equiparar el tiempo creativo con los tiempos de consumo. Nuestro proceso compositivo es complejo, se nutre de diferentes fuentes y tiene mucho ida y vuelta entre nosotros. Obviamente es muy importante tener estrategias respecto a cómo mostrar lo que hacés y constantemente vemos cómo mejorar en ese sentido. Por ahora tenemos algunas canciones e ideas sueltas que ya encontrarán el momento para madurar.
¿Qué los motiva al momento de girar?
Compartir con la gente esa otra cara de Infusión Kamachuí que es el vivo. Entran en juego otras cosas y además nos pusimos como objetivo llevar el show completo a donde sea que vayamos, incluyendo nuestro trabajo de escenografía, vestuario y luces. Cada lugar tiene su paisaje, sus aromas, su diversidad. Recibís devoluciones de personas que ya te conocían y de otras que por casualidad se toparon con tu show y se emocionaron. Todo eso te renueva la energía.
¿Este viaje por el Litoral los inspira en algo para componer nuevas canciones?
Para ponerte un ejemplo, hace unas semanas tocamos en el Festival de la Primavera en San Javier, donde hace rato queríamos tocar por la importancia que tiene para la región.
Hubo más o menos 2500 personas. Familias enteras con el mate, niños que jugaban y cada tanto se quedaban mirando el escenario, los jóvenes atentos a cada grupo que pasó, los paisanos con su vestimenta típica. Un público tremendamente diverso al aire libre, con el río de fondo y una temperatura ideal. Es un contexto que no tiene nada que ver a cuando tocamos de locales. ¡Seguramente algo de todo esto se va a filtrar en nuevas canciones!
Foto: Julieta Oberlin