Camila Sánchez cuenta el proceso de composición de su nuevo EP y habla sobre la belleza de la melancolía. Además, adelanta el show del viernes en el Teatro El Cubo.
¿Qué es en realidad la melancolía? ¿Es un estado de profunda tristeza, como piensa la mayoría, o sólo un mecanismo de nuestro cuerpo para escaparnos de un mundo cada vez más distópico? Y fundamentalmente, ¿hay alguien que sienta lo mismo?
Esas preguntas se le deben haber aparecido más de una vez a Camila Sánchez. La diferencia con ella, cantante y bajista de Holms, es que intenta exorcizar eso y encuentra en la música una herramienta para canalizar sus abismos. Sus angustias. Sus laberintos mentales.
“Soy una persona súper positiva y divertida, me encanta reírme -argumenta con voz entusiasta-. Mucha gente asocia la oscuridad con algo negativo, pero yo repelo lo que no es bueno y amo el autoconocimiento”.
Quizás ahí esté la clave: en entenderse a uno mismo. En valerse de la introspección para sacar el mayor jugo posible. “Los músicos somos bastante así, y creo que muchos intentamos plasmarlo. La oscuridad puede transformarse en algo hermoso, y no me molesta decir que la crisis de los treinta me pegó fuerte”, agrega Camila mientras se ríe.
En 2016, esa misma búsqueda la llevó a formar Holms -que se completa con Patricio Fiore en batería, y Patricio Keogan y Gabriel Matheus en guitarras-. Después de mucho trabajo, el grupo lanzó en marzo su primer EP. “Me gusta la cocina, y siento que en la música hay mucho que ya está inventado. Entonces, a veces trato de poner un poco de cada receta que me copa, de sumar condimentos de diferentes bandas o discos que me influenciaron. Dos buenos ejemplos son ‘Heligoland’ (2010) de Massive Attack, y ‘Talkie Walkie’ (2004) de Air. Intenté que ciertos sonidos de batería, guitarras o atmósferas fueran similares a los que había ahí, y se los marqué al productor. También soy fanática de Portishead, que es una fuente de inspiración constante. No me considero una súper mega cantante, sino más bien una vocalista arregladora”.
La ayuda externa a la que se refiere Camila es la de Luciano Farelli, de Parteplaneta. “Es una de las bandas nacionales a las que nos parecemos”, subraya. Pero el sonido de Holms es diferente a todo: con esa mezcla de recetas, como le gusta decir, ella creó su propio plato.
La bajista también es productora musical, y admite que eso la ayudó a canalizar varias ideas que tenía. “Por ejemplo, aprendí que lo que yo llamaba ‘resorte’ es en realidad un ‘spring reverb’. Lo negativo es que muchas veces no sabés cuándo parar. Incluso quise cambiar cosas durante la mezcla, o agregar más idiomas a los que ya hay en las letras, como el francés y el chino. ‘La historia que sigue’, por ejemplo, tiene el estribillo en inglés, pero son palabras que todos comprenden. Ahí fue cuando Luciano me dijo: ‘Pará, ¡no te enredes tanto!’”.
EL PESO DE LOS KILÓMETROS
Parte de la melancolía del EP -una herramienta constante, lúdica y sonora- puede que no sólo tenga que ver con esa crisis de los treinta, sino con lo que Camila vivió mucho antes. Desde muy chica experimentó el desarraigo, por lo que tiene más ciudades en su haber que cualquiera.
La música fue su compañera constante en ese volver a empezar incesante. Provincias tan dispares como Jujuy, Neuquén, Cordóba y Mendoza estuvieron ligadas directa o indirectamente con su familia… antes de que ella finalmente se instalara en Buenos Aires, hace cinco años.
“Desde lo infinito hasta lo incierto, las estrellas siempre saben escuchar. Del principio al final voy dejándome atrás, para entrar en este abismo espiral”, canta en “En espiral”, el segundo track del EP. Puede ser una oda a huír de lo mundano, pero también un residuo inconsciente de las ciudades por las que pasó y que tuvo que hacer a un lado.
“Mi papá siempre fue bastante nómade -admite ella-. Por eso decidimos grabar el video del tema en locaciones del sur, que son lugares un poco inexplorados y que capaz no conocen ni quienes viven en la zona. Y es una gran carta de presentación. Incluso hubo uno que dejamos afuera del EP porque no le encontrábamos la vuelta. Era como… ¡demasiado feliz! Tratamos de rearreglarlo, de usar acordes menores, pero no pudimos”, estalla en carcajadas.
Camila cuenta que las seis canciones que sí quedaron en el disco sonarán este viernes en el Teatro El Cubo, además de composiciones inéditas y un cover inesperado. “Versionar a Portishead hubiera sido lo más fácil, pero decidimos ir en contra de eso y elegimos ‘Ultraviolence’, de Lana del Rey. La vi la última vez que vino, en el Lollapalooza, y me encantó su energía. Aunque claro que este cover tiene nuestra impronta, y hasta se mezcla con Chelsea Wolfe y lo que era The xx en sus comienzos”.
La llegada del show la tiene ansiosa. “¡Me siento como si estuviera organizando un casamiento! Nunca contraje matrimonio, pero supongo que será así, ¿no?”, concluye antes de tirar una frase fuerte: “Esta es música con sentimiento, y eso es lo que importa. ¡Sino hubiera hecho un disco de trap!”.
Al margen de haber pasado por ese camino de autoconocimiento, que tuvo iguales cantidades de introspección y de enriquecimiento, Camila Sánchez debe seguir con las mismas preguntas. ¿La melancolía es inherente a todos, o funciona en realidad un mecanismo de escape?
Pero un motor importantísimo en su inteligencia emocional es el de escribir, producir y dejar que el mundo disfrute de ese material. Porque sabe que aquella canción que compuso una interminable noche de lluvia con Ableton, hoy puede servirle de contención a alguien.
Y al hacerlo, Camila está más cerca de encontrar esas respuestas. Más que cualquier otro ser humano.
Holms presentará su EP el viernes 19 de octubre en el teatro El Cubo (Zelaya 3053, Buenos Aires). Las anticipadas se consiguen contactando a la banda ([email protected]).