Con producción de Chavez y Martín Méndez, “Efecto” es el segundo disco de Ojas, estos hijos modernos del oeste, hard rock para mosh de cyborgs. Aquí hay riffs para todos los gustos: Stoners (“Despedida”), épicos (“Comorebeldes”), ruteros ( Robinstoner”). Guitarras que te hacen acelerar, y por más que estés manejando una chata gauchita por la Panamericana, te creés que vas con una Hummer por el desierto. Pero también hay máquinas para bailar robotizados, como “Fiesta fantasma”, o el synth-pop con viola distorsionada de”CJ.”, que parece una insólita cruza de Mad Max con el popstar uruguayo Dani Umpi.
Cuando los beats y la distorsión les dejan espacio a los instrumentos que el rock explota a la hora de ponerse “experimental” (en este caso didgeridoo, acordeón, flauta y violín), esa búsqueda les da más vuelo a tracks como “Toy” y “Despedida”. Si bien allí levantan el pie del acelerador, la tensión nunca decae.
Con letras con resabios “no future” y angustias darkies, Ojas completa un trabajo que la posiciona en la liga de bandas de rock alternativo nacional, esa categoría que puede abarcar desde Carajo hasta Babasónicos.