Casi sin escalas intermedias, “Sexismo” de Attaque 77 (2006) retoma un tema que planteó Moris en “Escúchame entre el ruido” (1966 o por ahí). Para debatir.
Dentro de pocos días, si las promesa puede ser cumplida en tiempo, habrá un nuevo disco de Attaque 77, “Karmagedon”, que le quitará al EP “Pirotecnia autorizada” el status de “novedad”. En ese mini-disco de tres temas que la banda publicó a principios de diciembre figura Sexismo, un tema que en este verano se convirtió en hit, al menos de difusión, y que retomó, con una letra quizá un poco elemental pero decididamente desafiante, el debate sobre la sexualidad y la hipocresía que poco y nada ha abordado la música popular de este país tan macho. Ni siquiera el rock, supuestamente más desprejuiciado que otros géneros.
“¿Qué venís a hablar de lo macho que sos y todas las mujeres con que te acostás? Por mí, podés garcharte a un erizo de mar”, desafía la canción de Attaque. Y no para: “Me importa una mierda el orgullo gay, y en tu culo, vos si querés, te metés un transatlántico… Si es tu propiedad al fin”. El tema, que sienta claramente una posición a favor de la libertad de elección -por lo tanto un enfrentamiento con los prejuicios del machismo (y el feminismo también)- viene entonces a retomar una cuestión que abordó Moris, nuestro Chuck Berry (el fundador), en su Escúchame entre el ruido, hace… 40 años. En ese tema que figuró en el LP “30 minutos de vida” y que reapareció en el reciente disco homenaje producido por Lito Vitale (incluso le dio el título) a propósito del cumpleaños 40 del rock local, versionado con solvencia y convicción por Gustavo Cordera, Moris planteó la cuestión del sexo y las ambigüedades con una letra extensa, posiblemente influenciada por la lírica de Bob Dylan de ese tiempo (mediados de los 60), que no deja hilachas. Formidable. El tema incluso llega a formular una directa crítica a la sociedad de consumo y a las imposiciones del mercado.
La coincidencia de opinión entre un tema de hoy y otro tan añejo no debe llamar a confusiones: el rock argentino no ha sido siempre tolerante con las elecciones sexuales. Resulta difícil eludir el recuerdo de aquel lamentable “¡ahora vienen los putos de Virus!” espetado por Luca Prodan en un festival de verano, en 1987, que puso a Federico Moura en crisis poco antes de que saliera a escena -un hecho no comentado públicamente en su momento-, pese a lo cual la banda platense después igual hizo su show. Y cuántas veces el público, patotizado, ha descargado su ironía y hasta su ira contra algún artista varón con actitudes o gestos femeninos…
Por otro lado, el rock se ha referido muchas veces al sexo pero haciendo alusiones a la relación de pareja o al acto sexual en sí. “Que puede haber mas energizante y vital, qué puede haber mejor que hacer el amor… Y si lo hiciéramos sin culpa y dolor, tal vez en todo nos iría mejor”, dice el tema Sexo de La Portuaria. Luis Alberto Spinetta tiene un tema con ese mismo nombre y sobre esa misma temática, que escribió cuando comandaba Spinetta Jade: “Sexo, amo tu sexo mujer, ya no me importa si no hacemos el amor”, reza.
Pero sobre el derecho a ser como uno quiera serlo, poco y nada. Vecino al rock, lo de Sandra Mihanovich a principios de los 80 reclamaba tolerancia (Soy lo que soy: “Este es mi mundo, por qué no sentir orgullo de eso; es mi mundo y no hay razón para ocultarlo, de qué sirve vivir si no puedes decir: yo soy lo que soy”) y llegó a una imagen más explícita en el tiempo del dúo con Celeste Carballo (“Mujer contra mujer”), pero eso no parece más que una excepción a la regla. Solo Moris y Attaque, cada uno a su manera. Y queda mucha tela por cortar aún…