Segundo larga duración de Manto, el grupo liderado por Jorge Rossi, ex bajista de Intoxicados y Los Gardelitos, en donde a lo largo de once temas predominan las baladas roqueras que reconocen a Andrés Calamaro y Pity Álvarez como sus principales influencias.
Producido por Juan Blas Caballero, quien además coescribió casi todas las canciones junto a Rossi y aportó coros y teclados en varios tracks, “Divina Locura” está atravesado por bases de guitarras acústicas y eléctricas que preparan el terreno para que distorsiones y slides hagan sus trabajos a la hora de los fraseos y solos.
La banda la completan Claudio D’Onofrio en guitarras, Diego Joaquín en bajo, Matías Pérez en batería.
La simpleza de las letras, con historias habituales para cualquier joven, el medio-tempo de las composiciones y sus digeribles melodías hacen de “Divina Locura” un trabajo de fácil escucha y sencillo disfrute.
Más allá de lo compacta que suena la banda, el disco gana en intensidad interpretativa a partir de la presencia de invitados de lujo como el recordado Carlos “El Negro” García López; el tecladista Chucky de Ipola; el baterista de Eruca Sativa, Gabriel Pedernera; el guitarrista Silvio Furmansky; el baterista de Turf, Fernando Caloia; y el tecladista Ezequiel Araujo, entre otros.
El disco abre con “Sola”, balada roquera con una introducción de guitarra acústica que acompaña un pequeño fraseo de slide a lo George Harrison, mientras la voz de Rossi entona una letra sencilla plagada de rimas al mejor estilo Pity Álvarez.
“Si tú no estás”, el segundo corte, aparece como uno de los temas más roqueros del disco, con una base de guitarra con corcheas similares a las que despliegan las bandas de heavy metal. El solo distorsionado de García López, acaso su marca de fábrica, ayuda para que esta canción se destaque sobre el resto.
Hay una reminiscencia al “Crazy” de Aerosmith en “Pintaré”, en tanto que “Qué pasa” aporta la cuota rockabilly. Más denso se pone el sonido en “Oscuro”, lo cual contrasta con el pop luminoso de “Río de dudas”.
“Trampolín” aporta la cuota compleja del disco, con ritmos cambiantes y una melodía difícil de seguir; para que finalmente “Cantaré” y “Ya fue” le den al disco el cierre acorde al tono que lo domina.
En definitiva, “Divina locura” permite pasar un buen momento, con una interpretación compacta y un conjunto de canciones cuyo nivel no descuella, aunque tampoco decae en ningún momento.