Hace rato que Don Lunfardo y el Señor Otario dejó de ser el secreto mejor guardado del rock platense. Es que el sexteto invirtió la dirección de la brújula centralista: el Sur es el Norte para todos esos pibes que siguen con devoción ricotera cada movimiento de la banda que transforma salsódromos en escenarios de rock. La última buena nueva que llega desde la periferia esconde un disco-objeto envasado al vacío. Cuesta lastimar y abrir la lata símil sardinas XL para alcanzar un booklet atípico armado de hojas circulares como tapas de empanadas oscuras bajo el dominio de la escuela Goya en plena etapa cibernética. Cada canción incluye una ilustración de Adán Cohen. Son historias de calle con monstruos reales y una trepidante orquesta de guitarras filosas y programaciones prepotentes, en las que la voz rea de Luciano Angeleri practica la poesía del detalle. “Paracaidistas en franco retroceso” explora la agridulce sensación de vivir y morir en la Argentina cruel, una travesía sin eufemismos y el rock de combate como arma de salvación personal.