El rock de estadios sigue vigente. Andrés Ciro y su espléndida banda comenzaron la gira presentación del disco “Naranja Persa 2” en el Hipódromo de Rosario, ante más de 2 mil personas que le reafirmaron, durante unas tres horas, el aguante a uno de los fundadores de este fenómeno argento.
El show del Parque Independencia de Ciro & Los Persas por momentos fue de la gente. Luego de una muy buena previa con Inercia comenzó la noche con “Banda de garage”, un capricho rockero del primer disco de Los Persas, que se combinó con “Barón rojo” y la primera piojosa: “Desde lejos no se ve”.
La química de Ciro con su público que sigue intacta le dio pie para el primer estreno de #NP2. La mid-tempo “Dice” se convirtió en uno de los pocos momentos de relax y la excusa para disfrutar a los talentosos músicos de esta banda de nivel internacional. “Dale darling” fue otro estreno del muy reciente álbum que había sido publicado en formato físico y virtual apenas unos días antes de la noche del Parque Independencia.
Los celulares se encendieron en “Canción de cuna” y agotaron sus baterías después para iluminar la escenografía de “Héroes de Malvinas”. Un colchón de nostalgia para el himno ritualero: “Tan solo”. Mientras tanto ese rock de estadios iba teniendo su homenaje con su referente en el timón. Puestos con cervezas, ambulantes y vendedores de semillitas de girasol (como para que estés en la cancha y ni siquiera te des cuenta) aunque el primer baile descontrolado se dio con “Como Alí”, esa sarcástica descripción costumbrista de la noche bolichera.
El solo de vientos y el bajo groovero del Broder Bastos en “Mirenla” anticipó a “Cancheros” y una emocionante “Antes y después”. De “Chac tu chac” (1992) al primer disco solista de Ciro entre canciones. “Qué placer verte otra vez, nos decimos sin hablar, hoy todo vuelve a empezar y será lo que ya fue”, alentaron cómplices Ciro y su gente. El “gracias por venir” de Andrés Persa.
El partido estaba controlado y con la murguera “Ciudad animal” la fiesta se iba desencadenando. Ciro toca un wiro, una pandereta, una flauta, maracas y todo lo que hace ruido para divertirse arriba del escenario. Cambia vestuario, se pone un bombín y arranca su fetiche Clockwork Orange con “Similar”. El estribillo de “Ruleta” suena en las voces de la gente. Son canciones que Ciro casi ya ni canta. Son de ellos. Los que creyeron en su proyecto solista que lo llevará a presentarse por primera vez en México.
El carisma de Ciro es incuestionable. Los parches del enorme Lulo Isod también. Y un descansito se convirtió en ansioso pedido. Luces apagadas para corear la intro de “Genius” y así ir manejando los climas y la llegada a un público de padres e hijos. Una para la popular y otra para la platea. Así fue con “Todo pasa” que prácticamente fue un pedido de delivery de los que estaban en un pogo atestado de banderas piojosas.
El olor a choripán pintó para gastada al veganismo de Morrisey (otra para la popular) y un solo de armónica del ex Los Piojos le abrió la puertas a “Servidor” para que Broder Bastos le pegue un par de golpes a su bajo y haya que aplaudirlo again.
Los bises son una antigüedad. O no. Más bien en la presentación de “Naranja persa”, volumen 2, hubo microcortes para tomar aire y seguir cantando. Así, literal. Sino no hubiese habido manera de bailar y moverse con “El farolito” y “El balneario de los doctores crotos” juntas. Un auténtico ritual pagano al mejor estilo piojoso, tras una perlita de Ciro debatiendo con “Avenida de Las Camelias” de fondo si cantar otra o no. Delicioso.
Los Persas se colaron pelucas (no, no eran Los Caligaris) y organizaron un caótico carnaval carioca con “Muévelo” mientras Ciro tiraba frases de “Samba do Janeiro”. Juerga y la big band que son mostrando su atributos para retomar el clima de cancha con “Astros” y mechar el audio viral de Messi traeme la Copa porque (todos sabemos) que Messi se lo meressi. Nuevos y viejos fans. Tres horas de ritual sin calma ATP. No faltó el baile de Toto y el Negro y la lectura de banderas. Ciro terminó la noche ya sin bailes espásticos tocando el himno con su armónica, como si fuera en la previa de Argentina-Islandia, el 16 de junio, en Rusia.
En el DVD de Ferro “Qué placer verte otra vez” (2014) Ciro tira la frase “Volvimos a los estadios”. Lo del sábado en Rosario fue una reafirmación de ese halo visceral que continúa indemne y a veces no se explica con views en YouTube o plays en Spotify.