En el proyecto comandado por la cantante, docente y coreógrafa Laura Zapata conviven hip hop, cumbia, folklore, reggaetón, pop, y música electrónica, con una fuerte presencia de la palabra y la poesía, sin abandonar lo visual.
“Big Mama Laboratorio es música pero también es danza, y en el vivo es primordial conectar desde lo corporal hacia las sensaciones o a dónde nos lleva la música, las letras –señala Laura–. La música son ondas sonoras que hacen vibrar nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo y el movimiento hacen a la danza. Es un ritual. Se suman las visuales que nos ilustran esas sensaciones, es una gran experiencia“.
Actualmente, Laura ideó, dirige y musicaliza su propia obra musical, “La salvación”, que presentará en el Konex y que confluye música, poesía y danza, y en la que señala que, si bien ellos son los artistas arriba del escenario, los protagonistas serán aquellos que vayan a verla y se animen a sumarse a una “experiencia artística de reflexión, diversión, entretenimiento, buenas vibras y hecha con mucho amor“.
¿Qué mensaje buscás transmitir a través de tus canciones?
El mensaje que transmitimos son las preguntas que algunos no se hacen: cuestionar el entorno, conectarse con su ser interior, con su esencia humana, el amor en todas sus formas. Hay mucho de qué hablar y decir. Pero básicamente que el amor es la salvación.
¿Hay algún estilo musical que prefieras no sumar o que sientas que no podrías desarrollarlo?
Como este es un Laboratorio, es un espacio para probar y ver qué pasa, eso me divierte. No me cierro a cualquier género que aparezca. Lo que oyen hoy de Big mama Laboratorio surge de puro gusto y experimentar. Este es un proyecto para nada exclusivo. De hecho, es inclusivo. Así que la mutación está latente.
¿A dónde te gustaría llevar o que te lleve tu música?
Me encantaría conocer lugares impensados y que mi música llegue a esos lugares, no solo por la vanidad de que “escuchen mi música” sino también poder involucrarme y poder resolver o dejar una semilla de una solución de esas regiones. El arte tiene mucho más que belleza, tiene una misión y depende de nosotros involucrarnos. No soy un superhéroe pero siento que una palabra justa a tiempo, una danza, un sentimiento, una canción puede ser un momento bisagra para alguien encargado de cambiar algo para bien. Me gustaría hacer eso en todas las regiones que lo necesiten. Me gustaría, antes de morirme, cumplir con esta misión en los mayores lugares del mundo, para contrarrestar tanta violencia.