En un mundo perfecto, en un mundo ideal, la canción “Moneda corriente” debería ubicarse en el tope de los ránkings, sonar por las radios y escucharse en todos lados para acompañar las caminatas. Es una canción triste, claro; pero la tristeza, la melancolía no tendrían por qué estar desterradas de ese mundo “estelar”. Se trata del mejor tema de un álbum en el que no faltan los muy buenos temas (ver también “De La Hoya”, “La coupé roja”). Es que en este tercer disco, el grupo platense Estelares parece haber encontrado una síntesis casi perfecta entre la canción y el dolor, entre la liviandad y la densidad, entre ese aire tanguero de discos anteriores y las melodías pop. Quizás esto se deba en gran parte a la producción artística de Juanchi Baleirón (una elección que, aunque no hubiera parecido lógica a priori, resultó ser perfecta) y a la química y el conocimiento de años entre el cantar y las palabras de Manuel Moretti y las guitarras de Víctor Bertamoni. Los invitados para el disco aportan lo suyo: voces de Andrés Calamaro e Hilda Lizarazu, la guitarra de Gabriel Carámbula y los toques de Baleirón.