El compositor y multiinstrumentista ecuatoriano presenta su cuarto disco “IV”, un álbum doble con un sonido crudo y con la guitarra al frente llenando el ambiente y las atmósferas musicales y donde se busca inspirar al escucha a superar los temores, la opresión y los silencios.
“Se dice por ahí que el rock ya no tiene ni vigencia ni fuerza, que las canciones ya no tienen solos de guitarra. Pues no, al contrario, y lo digo con experiencia al ser productor musical para varios artistas: El rock actual tiene mucha fuerza, el sonido de guitarras en la actualidad está más presente que nunca y los solos siempre estarán ahí para llegar y estremecer –afirma el virtuoso guitarrista de más de 25 años de trayectoria-. Y si a todo eso lo acompañamos con un contenido lírico fuerte y discursivo volvemos a la esencia del rock, que no es otra cosa que una manifestación al máximo nivel de la tan anhelada libertad de expresión”.
¿En qué se diferencia “IV” con los anteriores discos?
Se diferencia de los demás partiendo de la cantidad: este es un álbum doble de 16 temas. También, y a diferencia de mis anteriores trabajos, en este estilo entre rock y hard blues es el primer disco en el que ejecuto todos los instrumentos, excepto la batería. Literalmente, desde hacer la letra, componer la canción, grabar los instrumentos, cantar, luego grabar en el estudio, editar, mezclar, masterizar y producir lo hice solo, porque quise hacerlo de esta forma. A veces se dice que es mucho más sencillo cuando una persona se “autoproduce”, pero al contrario. Es muy complejo, ya que no existe quien nos diga qué está bien y qué no, no hay un contrapeso o ese “cable a tierra”. Entonces, si uno se deja llevar, al final puede incurrir en el error de creer que todo está bien cuando nada lo está.
¿Sos exigente con vos mismo?
Cuando trabajo como productor en mis producciones soy mucho más exigente conmigo y me esfuerzo para no incurrir en ese error y que la obra tenga un sonido, técnicamente hablando, más contundente y que el trabajo en sí sea digno de ser escuchado y que la gente lo disfrute.
En tiempos de simples y gente que escucha temas sueltos en Playlist, ¿qué te impulsó a lanzar un disco de 16 canciones, de más de una hora de duración?
Vengo de la época en la que seguía artistas y esperaba ansioso que ese artista saque su álbum doble para poder escucharlo “por dos”. Y de un tiempo a la fecha la gente se está dedicando a sacar singles, canciones separadas mes a mes, cada tres meses y demás. Pero repito, me considero de esa gente que en su momento esperaba aquello y sinceramente al ser ya mi cuarto trabajo como solista consideré que era el momento. Además, la inspiración vino y de tal manera que salieron 16 canciones y más de una hora de música que es todo un viaje, todo un camino que a la gente la lleva por diferentes rectas y diferentes curvas, con subidas y bajadas. Esto hace que la travesía sea muy entretenida y, si esto lo acompañamos con un contenido lírico contundente, todo fluye de una mejor manera.
¿Te considerás un músico de la vieja escuela?
Por supuesto que sí. Me considero músico de la vieja escuela. Crecimos con esos músicos que en su momento eran los héroes de la guitarra, “guitar hero” pero de verdad. Entonces, cómo no considerarme así. Trato de alguna manera ser como ellos, de seguir ese ejemplo de esa gente que lo hizo y lo hizo bien, tanto que hasta el día de hoy suenan a pesar de que físicamente ya no estén entre nosotros.
En este álbum participan Ciro Fogliatta (Los Gatos) y Jorge Durietz (Pedro y Pablo), ¿qué le aportaron a tu música?
Ciro y Jorge aportaron experiencia, arte, talento de toda una vida. El órgano Hammond que Ciro ejecutó en dos canciones de mi disco en verdad llena el espacio de una manera brutal. Ese toque tan hasta cierto punto “vampiresco”, tan “terrorífico”, en el buen sentido que tiene el rock, sobre todo con las ejecuciones en órgano, forman parte de este trabajo y qué mejor manera que el más grande de todos lo haya hecho. Y respecto a Jorge, ese maravilloso hecho de tener el sonido de guitarras de Pedro y Pablo, esa impronta que da la criolla tan marcado en uno de mis discos, en verdad no se puede creer. De tenerlos en un póster pegados en la pared de chico o de escuchar a Pedro y Pablo en mis audífonos cuando caminaba a mis clases de Derecho cuando pensaba que de esa manera se podía cambiar el mundo; que ahora seamos amigos, poder trabajar juntos y que en la actualidad produzca canciones de Jorge, en verdad es una recompensa maravillosa que hemos recibido, supongo que por tratar de hacer bien las cosas.
¿Cómo se dio el contacto con Semilla Bucciarelli para que realizara el arte de tapa?
Semilla, siempre seguido, siempre admirado, tanto por formar parte de aquella banda inolvidable y emblemática como también por su prolífica carrera como artista plástico. Siempre me encantó esa forma tan “Semillesca” de ver el mundo, de interpretarlo. Y en este caso él era la persona indicada para poder realizar la tapa del disco. Soy de la generación de los chicos que íbamos a la tienda de música a buscar disco tras disco hasta encontrar el que nos guste, siempre hacíamos eso y a veces nos dejábamos llevar por la tapa más no por la música. La mayoría de las veces uno se llevaba una grata sorpresa al darse cuenta que acompañaba la música a esa tapa. Me dejaba llevar por la tapa, la miraba y me dejaba llevar; pero en este caso Semilla le da un quiebre muy interesante al disco porque la tapa mira a la persona que va a escuchar, la tapa te termina mirando lo cual genera un quiebre, descoloca a las personas y ahí empieza todo. La gente tiene más curiosidad de escuchar qué hay detrás de esos cuatro ojos gigantes que lo están mirando y que como la obra lo dice y como Semilla la bautizó: “Nos observan”.
Además de estos músicos que participaron en tu álbum, ¿qué otras cosas te conectan musicalmente con la Argentina?
¡Tanto y todo, literalmente! Desde muy chico he sido un ferviente seguidor del “Rock Nacional”, escuchándolos, analizando todo, me sirvieron como compañía en momentos maravillosos y en momentos duros. Además, estudié la carrera de Ingeniería de sonido en Argentina. Por otro lado, cuando encontraba alguna banda de los años 70, poco conocida en el presente, de esas que uno siempre admira pero no tuvieron mucha difusión, precisamente acudía a Rock.com.ar para buscarlos y encontrar la información sobre ellos, sobre qué hacían, sobre qué obras tenían. Muchas cosas me conectan con Argentina, inclusive mi esposa es Argentina. Este es un romance que pudiéramos decir que es profundo, eterno y perpetuo con Argentina, un país que tanto quiero y respeto.