Mentira amarga: el vino no ayuda.
Me tome un río y seguís aca
riéndote en esta silla vacía
y el mozo en patas empieza a baldear.
Y es lo de siempre… se dobla y se rompe,
de noche todo es beso y carnaval,
pero canta el gallo y nos hacemos maestros
en este horrible arte de lastimar.
Y ahí vamos, con este amor que no va ni a la esquina,
buscando ciegos una tabla en el mar.
Con este amor que mordió la banquina,
cuesta arriba y pedaleando mal.
Amanece y el sol, verdugo,
se come crudas las sombras del bar.
Escabiadores planchando billetes.
«La del estribo jefe… pa’ no aflojar…»
Salgo a la escarcha y me trepo a la ochenta.
Haciendo zetas llego a tu balcón.
Te mereces abrigos que hoy no tengo…
mientras los tejo quardá esta canción.
Con este amor que no va ni a la esquina
buscando ciegos una tabla en el mar.
Con este amor que mordió la banquina,
cuesta arriba y pedaleando mal.
Cuesta arriba y pedaleando mal.