La noche que me echaste caminé dos horas dando pena por ahí
con un tractor en la garganta, pateando latitas,
más solo que un chihuahua
¿por qué siempre termina así?,
¿por qué mordemos lo que nos acaricia?
Me metí en un bar. Encontré gente.
Busqué amigos, tomé una ginebra sin hielo.
Un estúpido de dientes bien peinados preguntó por vos
La noche que me echaste me rompiste como un diario de ayer…
La banda tocaba buenos blues bastante mal
y yo desafinado como un piano de segunda guerra.
¿por qué se termina así?
amores que se ahogan en vasitos de veneno
«no sé que decir. No tengo palabras…»
Que lástima. Alguna vez fuimos hermosos.
¿Así que el viaje era esto?,
¿Así que hay que desearse suerte?
La noche que me echaste…
Se me acercó una morocha, «estás triste pero lindo»
pensé en decirle OK, «¿querés ser mi lexotanil?
vamos a coger hasta que duela,
hasta que caigan a cachos
una a una las lágrimas,
pero sería un error…
lágrimas correctas en el culo equivocado otra vez.
Enfermedad otra vez.
La noche que me echaste…
Mangueé otra ginebra. Me metí en el baño,
mi cabeza ya era una procesión vikinga.
Algunos siguen saludando simpáticos,
«los escuché en la radio»
le dije a un amigo: «socorro, no llego ni al bondi,
sacame de acá»
me metió en un auto. Y después en mi cama.
El techo que gira y las luces se caen.
La noche que me echaste…
Después de vomitar se hizo de día.
Escondí el despertador
.
Me lavé la boca. Me espié en el espejo.
Todavía quedaba algo…
sonreí por primera vez,
«¿maricón que vas a ser?, ¿un tango con patas?
Descolgué el teléfono.
Antes de morirme escuché a Zappa que cantaba:
«los corazones rotos son para los imbéciles…»
Seguro tiene razón.